12.09.2020

Genesis del Arte

 Génesis del Arte

En cada dominio del arte tradicional japonés, la expresión kami wasa (literalmente: “la técnica [wasa] “del dios” [kami], designa una técnica aparentemente perfecta o, al menos, cercana a la perfección.
Esta expresión transmite una admiración y un temor hacia el técnico que aplica el arte de una manera un tanto familiar, porque se trata de un arte extendido, como inaccesible, porque la diferencia de su nivel perece infranqueable. El simple hecho de unir ambos términos, dios y técnica, ya parece explícito.
Hoy en día, el animismo todavía puede percibirse en la religión shintoísta de Japón, la cual apareció en el transcurso del dominio del poder imperial hace unos 1500 años. El shintoísmo fue la primera religión de Japón en adoptar una forma global apoyada en la política. A medida que iban avanzando las conquistas imperiales sobres las tribus locales, el poder hacia que los conquistados incorporaran el shintoísmo a sus creencias, organizando así el mundo de los dioses, según un modelo jerárquico. El primer documento que describe esta cosmogonía data del año 712 d.c. No obstante, al proponer una multitud de dioses vinculados a los elementos naturales, el shintoísmo también integro las creencias animistas locales, las cuales estaban fuertemente unidas a la naturaleza.
Todavía, hoy en día, sobre todo en el medio rural, este pensamiento es muy fuerte y el shintoísmo conoce importantes variantes locales.
Un árbol o una roca asombrosa, una montaña, un rio, un bosque, el viento o el sol, los animales, las diferentes partes de una casa, los elementos naturales, todos los lugares de la vida, etc. todavía son venerados debido a la creencia que están animados por la existencia invisible de dioses, buenos, malos y malvados.
Cuando consideramos el Japón bajo su aspecto moderno e industrializado, uno no pude hacer otra cosa que sorprenderse ante la persistencia de estas creencias animistas.
Por esta razón es muy común ver un templo shintoísta en lo alto de un edificio de una gran empresa ya que se cree que el templo traerá paz y prosperidad. También es común que antes de la instalación de una gran empresa los sacerdotes shintoistas purifiquen el terreno y apaciguen a los dioses, de la misma manera están presentes cuando zarpa un barco, por ejemplo.
Detrás de esta actitud, la tendencia a practicar una técnica a la manera de un dios, no es difícil encontrar fundamentos animistas. La técnica perfecta se considera la de un dios precisamente porque es perfecta. Sin embargo la persona que llega a dominar esta técnica no es considerada como una divinidad, el carácter divino se vincula a la técnica en sí, en el momento de realizarse y también al individuo en el instante que la realiza.
Para los japoneses, la perfección, es humana y esta idea parece estar fundamentalmente unida a las técnicas de cada dominio artístico, arreglos florales, ceremonia del té, jardines en miniatura, pintura, caligrafía, artes marciales, etc.
En el momento dela perfección más elevada, el hombre alcanza el ritmo de “la respiración del universo”. En las artes marciales a través de las técnicas de combate, el practicante alcanza la concordancia entre sí mismo y “la energía del universo” (ki en japonés). Tener un acceso directo a esta energía es lograr el último estado del arte del combate y franquear una etapa de la evolución personal.
Desde esta perspectiva, la kata no se considera algo subordinado a la inteligencia: el hombre en su totalidad se refleja en la técnica y es entonces cuando podemos afirmar que la técnica es el hombre.
Después de la apertura de Japón a finales del siglo XIX, la modernización impuso una ruptura en la concepción de que el hombre y le técnica siempre están en el mismo plano, de hecho la kata representa una eficacia técnica si esta se preserva de toda escisión intelectual sin el desequilibrio en el que se apoya el pensamiento científico y tecnológico moderno.
La concepción occidental subordina la técnica al arte o a la ciencia, la técnica aparece como un medio. La escisión entre ciencia y técnica se desarrolló con la división del trabajo en el sistema de producción capitalista. La relación entre el ámbito de las ideas y el ámbito técnico ya no es tan evidente, esta necesita una mediación que debe establecerse constantemente.
En Japón actualmente, coexisten dos concepciones de la técnica, de hecho, por eso encontramos dos traducciones posibles al japonés del término técnica:
-El termino Gi Jutsu , que corresponde a la concepción occidental, se establece a fines del siglo XIX y se designa para designar a la técnica en la producción industrial.
-El termino Wasa , que ya hemos mencionado, designa la técnica en el ámbito de las artes. En esta acepción, el hombre está presente en la técnica, ésta no se concibe como un medio para realizar algo fuera del individuo: la meta no es distinta a la técnica, el hombre crea la técnica y la técnica crea al hombre.
La técnica (wasa) está vinculada al cuerpo, el pensamiento y el acto físico no están muy separados y entre ambos no existen subordinaciones, la realización es decisiva en un momento de intuición en el cual, el cuerpo y la mente se funden.
La reflexión lógica no está ausente en la técnica en el sentido de wasa , pero está limitada por la manera de proceder, por ejemplo , el artesano que fabrica un sable tiene el tiempo de reflexionar o calcular mientras golpea, pero en el momento del temple del acero o el momento del acabado dela hoja, requieren una atención enorme. El artesano debe captar el momento en que él y el objeto que trabaja son uno. Lo mismo ocurre en la caligrafía, la pintura, la escultura, la alfarería, puestos que estas actividades se desprenden de instantes decisivos e irreversibles- marcados por un tipo de respiración- en los cuales el artesano y el objeto se funden.
En una cultura donde las personas conciben la técnica en el sentido de Wasa, la perspectiva lógica supera difícilmente el ámbito del cuerpo. Los esfuerzos del hombre técnico tienden, de hecho a fusionar pensamiento y acción, a vivir la unión perfecta entre ambos. La “técnica de dios” únicamente puede proceder de esta fusión.
No hay ninguna duda que esta concepción del hombre y de la técnica ha contribuido a frenar el desarrollo del pensamiento lógico en Japón.
En la técnica en el sentido de Wasa, el hombre y sus gestos tienden a ser indistinguibles, pero lo que da su especificación es su alto nivel de perfeccionamiento cualitativo en la realización.
Fuente: Las Katas- Kenji Tokitsu 
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