4.30.2020

Karate Do Kihon-Las bases del Karate Do

(Por Miguel Ángel Estables 5º Dan Karate Do Goju Ryu) El entrenamiento del karate como deporte ha postergado muchos de sus aspectos diferenciadores y característicos que hicieron de este un gran Arte Marcial y que le llegaron a convertirse en la estrella de los estilos japoneses en Occidente. De estos aspectos destaca el Kihon o entrenamiento de las técnicas básicas. El Kihon es sin duda impopular entre los más jóvenes practicantes. Los actuales profesores aprendieron seguramente a base de Kihon la mas de las veces de la mano de un maestro japonés que no explicaba nada, simplemente hacia las técnicas y esperaba que sus aprendieses las imitaran lo mejor posible. Quizá por ello ha habido un rechazo generacional en este particular, muchos no quieren pasar a sus alumnos por “el aro del Kihon”. El Kihon es duro y su entrenamiento frente al espejo, critico, despiadado e inmisericorde con nuestros fallos y limitaciones, lo hace aun peor. Más allá de su importancia en la formación técnica, es legítimo afirmar que sin él no hay Karate. Precisamente en esa confrontación interna con las propias limitaciones versa el valor interior del entrenamiento de este arte, la propia esencia del “Zen en movimiento” del karate como Vía de autoencuentro y superación. Sustraer al alumno de esta experiencia es “pan para hoy y hambre para mañana” del mundo del Karate Do. Es esa formación dura, (en el sentido de implacable con nuestras propias miserias) lo que ha convertido al Karate lo que es hoy en día. El deporte no puede ni podrá sustituir estos aspectos de la tradición, unos aspectos que forjan un carácter y hacen del alumno un discípulo y del profesor un maestro. Es harto posible que haya sistemas de aprendizaje más rápidos o eficaces que el Kihon, que se pueden forjar campeones en dos años o dar cinturones negros cada tres... pero no se trata de llegar pronto, sino de seguir un camino que forma como personas a los practicantes y les ponga a su alcance la experiencia de la confrontación consigo mismos, con sus limitaciones y con sus defectos. Los álamos crecen muy rápidamente pero la tormenta los rompe con suma frecuencia. Las encinas crecen lentas pero su madera es prieta y maciza. La solides en el carácter no se improvisa, la contundencia en la técnica tampoco. Miguel A, Establés lleva más de 35 años practicando Karate. Desde esta perspectiva, nos introduce en los principales aspectos del Kihon, aportándonos una serie de consejos y notas que parten de una riquísima experiencia y de la que seguro sabréis sacar buen partido los lectores. La palabra Kihon está formada por dos caracteres. el primero de ellos “Ki” quiere decir “base o fundamento” (no confundir con Ki , energía, que aunque comparte la misma pronunciación, corresponde a otro ideograma). El segundo carácter “Hon” es “origen” o “fuente de las bases”- “Karate Kihon seria por lo tanto, “técnicas básicas o fundamentos del Karate”. Las técnicas básicas son como los cimientos sobre los que vamos construyendo esa fortaleza del Ser que es el Karate Do. Si empleamos materiales de baja calidad, por muy imponente que sea, el edificio de vendrá abajo a la menor sacudida. La dificultad del aprendizaje Al estar basada en la propia capacidad motriz del ser humano , las técnicas básicas como tales deberían de poder ser llevadas a cabo con la misma facilidad con la que caminamos, subimos las escaleras, manejamos los cubiertos o empuñamos el bolígrafo para escribir. Todos estos y otros muchos movimientos cotidianos que ejecutamos constantemente, han llegado a ser parte de nosotros y ya no presidan de un esfuerzo mental para ser puestos en práctica, salen de forma refleja y automática por que fueron desarrollados en las primeras etapas de nuestra existencia. El niño es capaz de adaptarse a casi cualquier requerimiento motriz por que utiliza su cuerpo todavía puro y no contaminado-. Lo que se aprende con el cerebro puede olvidarse, pero lo que se aprende con el cuerpo, no se olvida jamás. El estudio y desarrollo de las técnicas básicas de Karate Do implica en principio un cierto dominio corporal. Llegar a conseguir la maestría en los movimientos e Karate no es tarea fácil, especialmente si se ha comenzado tarde la práctica del Arte Marcial. Cuando somos niños aprendemos por mimetismo y asimilamos las cosas que nos interesan prácticamente sin darnos cuenta. Pero en la edad adulta, nuestra funcionalidad obviamente no es la misma. El endurecimiento del cuerpo con la consiguiente pérdida de flexibilidad, los vicios postulares contraídos, las lesiones y las costumbres adquiridas dificultan grandemente el aprendizaje de cualquier disciplina física. A veces, esta situación llega a transformarse en un handicap insalvable que da al traste con las ilusiones de más de uno, bien sea por complejo o por verdadera dificultad. Pero aunque el paso de los años pueden en efecto reducir considerablemente la flexibilidad corporal, lo cierto es que la capacidad de adaptación no se pierde jamás, mientras está vivo, el organismo humano es capaz de reaccionar ante el estímulo conveniente y como reza el conocido principio científico: “La función hace al órgano”. Este concepto que es aplicable a cualquier sector de la vida, a niveles prácticos quiere decir que siempre estamos a tiempo. Podrá requerir de nosotros un tremendo esfuerzo, tal vez nos cueste muchos años conseguir lo que otros consiguen en bastante menos tiempo, quizás incluso lleguemos a pensar que no merece la pena tanto sacrificio. En todo caso se trata de una elección personal. Pero hay un camino. Bases filosóficas del Kihon Como decíamos en nuestro artículo “Karate Do tradición y modernismo” (Cinturón Negro. Año X. Nº 103), todas las actividades humanas están regidas por las eternas leyes cósmicas y en si misma son una manifestación del Movimiento Infinito. Así las técnicas del Karate Do contienen, en potencia, la perfecta armonía del Orden del Universo y cuando se ejecutan con la debida concentración, se transforman en un meditación dinámica que libera la mente del pensamiento egocéntrico promoviendo en el practicante un tipo de conciencia que puede llegar a trascender el tiempo, el espacio y la causalidad. Por eso se dice que el Karate es un Do, un Tao, un Camino de evolución. Esta capacidad de concentración se desarrolla en forma paulatina conforme el alumno se exige más y más a si mismo. A medida que se va haciendo cociente de sus propias limitaciones, el practicante honesto y sincero tiene a enfocar su atención en sus pintos más débiles, hasta que él y el movimiento son la misma cosa. “Yo no hago el movimiento, yo soy el movimiento” Si verdaderamente se desea seguir el Do del Karate , es necesario buscar constantemente el perfeccionamiento de las técnicas básicas en todos sus aspectos lo cual requiere una absoluta entrega, física , mental y espiritual. Desafortunadamente para la mayoría de los practicantes de Karate de hoy en día, la práctica del Kihon les resulta monótona y aburrida, lo que en el caso de los más jóvenes seria hasta cierto punto comprensible, especialmente si nadie les ha hablado de la importancia real del entrenamiento de las técnicas básicas. En no pocos casos los instructores ignoran o desprecian la trascendencia de sus fundamentos. Bases físicas del Kihon Físicamente, la práctica del Kihon debe estar orientada al a consecución de los tres principios básicos que rigen toda actividad atlética a saber: técnica, velocidad y potencia. Estas tren condiciones están íntimamente ligadas y son igualmente importantes, ninguna de ellas debe ser sacrificada en beneficio de otra. • Técnica. Cuando se habla de técnica en general, se hace referencia al conjunto de procedimientos y recursos de los que sirve cualquier ciencia o arte en su praxis específica, así como a la pericia o habilidad para hacer uso de los mismos. Por extensión el concepto también engloba la estrategia o modo de llevar a cabo la aplicación práctica de dichos recursos. En Karate Do como en cualquier otro arte tradicional de combate, la técnica representa el óptimo aprovechamiento, a un nivel espacio temporal de las capacidades motrices del cuerpo humano en su adecuación a las reacciones de defensa ataque, según los principios postulados del estilo en particular. La ata especialización de la técnica de la que hace gala el Arte del Karate, desarrollada secularmente como respuesta a las necesidades de supervivencia de épocas pretéritas, responde a una profunda observación de la naturaleza y a sus inalterables principios. Cuenta la tradición que los sabios de la antigüedad , tomando como patrón los movimientos y el comportamiento de los seres vivientes que poblaban su entorno, fueron adoptando los modus operandi de los animales a la especial idiosincrasia del ser humano, para conformar e bagaje técnico-estratégico de los sistemas tradicionales de combate con las manos vacías. En su expresión más excelsa y a pesar de lo que vulgarmente se cree, la técnica del Karate es lo opuesto a la brutalidad. Es la alternativa inteligente frente a la propia inferioridad frente a enemigos más poderosos, es la economía energética que favorece la eficacia de la defensa. Es la habilidad de sacar provecho del ataque para volverlo en contra del atacante, es la defensa incruenta que sabe ser clemente ante la ofuscación humana. Es la reacción armonizadora que respeta la vida por enésima de todo, es en fin , la aplicación consiente de los inalterables principios que rigen la Creación. Para llegar a conocer cualquier técnica de karate es necesario profundizar en el movimiento en sí mismo. Antes de pretender desarrollar la rapidez y a potencia, antes de buscar su aplicación practica en el combate, las técnicas deben ser comprendidas, sentidas y dominadas, hasta que su ejecución resulte tan natural como alargar el brazo para asir cualquier objeto.. Solo entonces podremos probar su verdadera eficacia. Mi amigo, el señor Sato, solía decir: “Primero debes ser capaz de “dibujar el movimiento en el espacio” con trazos precisos y armoniosos” Una excelente costumbre es la de practicar relajadamente cada técnica por separado 10 o 15 veces, como preparación previa para el entrenamiento general , buscando la corrección del movimiento y tratando de sentir, a través de la respiración cociente, la proyección de toda la energía a corporal desde el abdomen hasta la unidad de contacto o parte que golpea. Después puede hacerse lo mismo con las diferentes combinaciones básicas de defensas y contraataques. “La perseverancia y la constante atención son esenciales para el dominio dela técnica. Una buena técnica favorece y posibilita el desarrollo dela velocidad y la potencia” • Velocidad La velocidad es la cualidad que nos permite ejecutar un movimiento con ligereza y prontitud. Anatómicamente, la velocidad de nuestra musculatura depende de un tipo concreto de fibras musculares o fibrocélulas. El musculo voluntario, esquelético y estriado, no está compuesto por un solo tipo de fibras con propiedades funcionales y metabólicas análogas. .En principio y sin entrar en mayores detalles el musculo voluntario consta de fibras musculares lentas: las fibras SO o Tipo I, que están adaptadas al ejercicio aerobio prolongado por su mayor resistencia a la fatiga que otros tipos de células; también contiene fibras musculares rápidas, fibras FG o Tipo II, que son las activadas en acciones muy inmediatas como sin los movimientos reflejos y las actividades que requieren cambios rápidos de ritmo y finalmente cuenta con un tercer tipo de fibras intermedias denominadas fibras FOG o fibras II-A. En contra de lo que pueda parecer, el número de fibras musculares no aumenta con el ejercicio físico, por mucho volumen que pueda presentar el musculo entrenado. Sin embargo, numerosas investigaciones han puesto de manifiesto los favorables efectos del entrenamiento de resistencia sobre la capilarización de los músculos esqueléticos. En estudios realizados con microscopio electrónico, se comprobó que el número de capilares por milímetro cuadrado de tejido muscular era un 40% mayor en atletas de resistencia que en personas no entrenadas de la misma edad. Casi idéntico al 41% de diferencia en la captación máxima de oxigeno existente entre los dos grupos. Pero si bien cualquier tipo de ejercicio puede en efecto mejorar el rendimiento general de un musculo, las fibras musculares rápidas sólo pueden ser estimuladas y acondicionadas a través de su propia función, es decir el entrenamiento dela velocidad. A veces sorprende la velocidad innata de algunos individuos, que en muchas ocasiones puede responder a un temperamento nervioso y a una mente viva y despierta. Por otra parte hay personas que parecen lentas por naturaleza y da la impresión que tienen que “pedirle permiso a un pie para mover el otro”. Excepto en los casos de origen patológico (como lesiones, stress, agotamiento,etc), este segundo tipo de gente suele pertenecer más bien a temperamentos tipos linfáticos. Peros ni los integrantes del primer grupo tienen más fibras musculares rápidas que los del segundo, ni estos están condenados a no poder desarrollar la velocidad. En definitiva, se nace o no se nace veloz, pero la velocidad es algo que se puede adquirir a través del entrenamiento adecuado. Para poder ejercitar sus funciones, las células musculares tienen que contraerse y lógicamente para ello, deben estar previamente relajadas. Lo que está claro es que si un musculo esta tenso, las fibras rápidas no pueden contraerse para ejercitar su función ¡simplemente porque ya lo están!. En otras palabras, para poder desarrollar la velocidad es necesario mantenerse relajado. Unas ves considerados y comprendidos los detalles técnicos y sus secuencias a través de la ejecución lenta-de cada movimiento de defensa y ataque, podemos comenzar a practicarlos con rapidez creciente y progresiva. El entrenamiento de la velocidad necesita mantener el cuerpo relajado y sin tensiones, respetando en todo momento los pormenores de cada técnica en particular, por supuesto. El impulso inicial de cada movimiento debe partir siempre del Hara (abdomen). La respiración acompasada y la expulsión de la cantidad exacta de aire en cada técnica también juegan un papel primordial en el desarrollo de la velocidad. Esto como todo, se consigue a través de la practica consiente. “La relajación es fuente de velocidad, la tensión dificulta el desarrollo de la velocidad” • Potencia Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, fuerza es la virtud para ejecutar una cosa o producir un efecto. En la actividad física cuando se emplea como motriz. La potencia en karate está representada por la capacidad de contracción y relajación de los músculos voluntarios , lo cual no implica necesariamente un gran desarrollo muscular.. la efectividad de una técnica depende de dos principios físicos fundamentales: 1. La potencia de un golpe, es directamente proporcional al número de músculos que intervienen en su ejecución. 2. La potencia de un golpe es inversamente proporcional al tiempo que se emplea en su ejecución. En efecto, si cada musculo es capaz de emitir una fuerza dinámica, es lícito y lógico pensar que cuando más músculos concurran en la acción, mayor sea la potencia resultante. Pero la unificación de toda esta energía debe estar ordenada por una perfecta técnica que sepa aprovechar al máximo la intervención de cada parte corporal en este punto, la técnica en sí demuestra su trascendencia en la consecución final de la efectividad. Con respecto al segundo principio, la física nos enseña que la velocidad de una técnica aumenta enormemente la potencia final, a transformarse en fuerza en el momento del impacto. Ello habla por sí mismo de la importancia del entrenamiento de la velocidad. Volviendo al primer postulado, el desarrollo de las diferentes posturas, defensas y ataques, nos permite reunir toda la fuerza dinámica que se pone en marcha en cada movimiento de Karate y proyectarla a través de un punto. En japonés este concepto se denomina ”Kime”, cuya traducción seria “enfoque en la energía”. El entrenamiento con el “Makiwara” o con el saco, que nos obliga a concentrar toda la energía motriz en el punto de contacto, ayuda a desarrollar el “Kime” Pero además de la fuerza muscular, energía externa o “energía Eiei” , el concepto “Kime” engloba también la energía interna, energía vital o “energía Ki”. Esta última puede ser dirigida a través de la respiración. La máxima potencia del ser humano, tanto a nivel físico, como mental y espiritual, viene condicionada por el concurso de varios tipos de energía. Los sistemas tradicionales de karate siempre han buscado, a través de sus particulares sistemas de entrenamiento, la unificación de la fuerza externa e interna. Una práctica frecuente para posibilitar esta unión consiste en la ejecución de los diferentes movimientos de defensa y ataque lentamente, como en el ejemplo que hemos dado para el desarrollo dela técnica, pero tensando todos y cada uno delos músculos que intervienen en la acción. Al mismo tiempo el movimiento debe estar acompañado por un tipo de respiración concentrada, tal como “Ibuki” o “Ibuki Nogare”. Además en este tipo de entrenamiento, s e pone en marcha el poder constructivo del consciente, “concentrándose en lo que no es para que llegue a ser” Algunas Katas tradicionales como “Sanchin” o “Tensho” fueron desarrolladas con este fin, otras recogen este concepto en algunas secuencias concretas. Pero si no se aprenden de manos de un verdadero experto, estas prácticas pueden resultar peligrosas y debería tenerse gran cuidado con ellas. Por otra parte un exceso de entrenamiento de la fuerza intrínseca de la musculatura podría afectar negativamente a su velocidad, por lo que los ejercicios de tensión dinámica tienen que ser dosificados y convenientemente combinados con los demás tipos de entrenamiento. En general el entrenamiento de velocidad debería de ser al menos diez veces mayor que el de potencia. Muchos instructores de Karate Tradicional enseñan a sus alumnos a concentrar y descargar toda la potencia durante la práctica del Kihon en tan solo uno de cada diez golpes, dedicando el resto prioritariamente al desarrollo de la velocidad. Conclusión El entrenamiento delas técnicas básicas va mucho más allá que la simple adecuación del cuerpo para la práctica de las disciplinas marciales. Como ya hemos dicho al principio de este artículo, el Kihon en sí mismo constituye el verdadero fundamento del Karate Do y sin una buena base no se puede construir nada perdurable. Prescindir de esta fuente de constante conocimiento es como pretender hablar bien un idioma sin querer estudiar su vocabulario. Fuente: Revista Cinturón Negro-Febrero 1999-Año X-Nº 105