5.28.2010

La educación de las conductas motrices


El Dr. Pere Lavega Burgués.Doctor en ciencias de la actividad Física y el Deporte (especializado en praxologia motriz) en la Universidad de Barcelona desarrolla en este artículo la educación las conductas motrices como un desafío.
Para ver la publicación clikear aquí.

5.26.2010

Gasshuku en La Plata

El fin de semana próximo pasado se llevo a cabo en el Polideportivo de la Plata el gasshuku de la citada zona, a cargo del Sensei Tata, en el encuentro se trabajo sobre los aspectos tradicionales del estilo, kihon,kata y kumite además de Hojo Undo.
El Okinawa Dojo concurrio con los alumnos citados en las fotos.
Sensei Tata,Fernando Muñoz,Juan De Juan,Brian Hernandez,Juan Terrein,Agustina Ruiz,Tobías Balk

Juan De Juan,Brian Hernandez,Juan Terrein,Agustina Ruiz,Tobias Balk y Fernando Muñoz

Okinawa Dojo,Juan Soler,Juan De Juan,Brian Hernandez,Juan Terrein,Agustina Ruiz y Fernando Muñoz

Foto grupal

Agustina, Carlitos y Brian en el departamento esperando los panchos.

El "Flaco Hernandez" despertandose

Ataque masivo contra Twitty

5.20.2010

Dojo decorado


Esta semana semana nos encontamos con la agradable novedad de encontrar el dojo engalanado con los colores argentinos por el bicentenario, por lo cual aprovechamos para sacar una foto con algunos alumnos modo de despedida también por el gasshuku de La Plata a realizarse este fin de semana.

5.17.2010

Guerreros del bicentenario



Ahora que estamos cerca del bicentenario de nuestra patria, se me ocurrio rescatar una figura historica que era un verdadero guerrero con su cuerpo acribillado de heridas.Combatio en Tucumán, Salta, Vilcapugio, Tambo Nuevo, Ayohuma, Venta y Media, Sipe-Sipe,Culpina,Uturango,Pitambalá,Tolomosa,Cachimayo,Chuquisaca,Sopachuy,batalla de La Herradura,Coronda, batalla de El Tala, batalla de Rincón de Balladares,batalla de Navarro, San Roque,La Tablada,Oncativo,batalla de Angaco, batalla de Rodeo del Medio, batalla de Caseros y muchas pero muchas mas....
Gregorio Araoz de Lamadrid

Nació el 28 de noviembre de 1795 y murió en enero de 1857. Vivió sesenta y un años pero la vida guerrera superó con creces la vida cronológica. Exiliado en Chile, después de una de sus habituales derrotas, escribe en el diario El Mercurio un pedido de ayuda porque su pobreza es insostenible: “Cuento cuarenta y dos años de edad; tengo treinta y dos de servicios a la independencia americana y a la libertad argentina; asistí a ciento sesenta y cuatro combates y batallas, llevo en mi cuerpo diecinueve cicatrices de heridas que recibí peleando; he hecho soldados a mis hijos conformes han podido cargar una espada y uno de ellos ya es mártir por su patria. Estoy en tierra extranjera, cargado de familia, sin dinero y sin amparo. He aquí mis títulos para pedir a mis compatriotas pan para mi familia”.
Lamadrid fue un soldado valiente y un patriota leal y austero. Seguramente fue más valiente que sabio y más audaz que prudente, pero sus errores, que los tuvo, y sus imprudencias, que cometió, siempre fueron sostenidos por una conducta intachable. Como los héroes de Borges, se jactaba de su condición de valiente. No era un general en el sentido estricto de la palabra, era un guerrero; no era un estratega, era un táctico.
Paz derrotó a Quiroga cuantas veces se lo propuso, pero Quiroga hizo lo mismo con Lamadrid. Sin embargo, a diferencia de Paz, que era respetado pero no amado, Lamadrid era adorado por la tropa. El gauchaje, los rústicos soldados, los hombres que se jugaban la vida en la lucha, admiraban a este militar gallardo que entraba al combate dando alaridos y masticando caramelos.
Ernesto Quesada lo describe con palabras certeras: “No puede decirse de él que fuera un político de alcance o militar genial; era sólo un Murat criollo, hombre que jamás conoció el miedo, soldado de un arrojo fantástico, guerrillero incomparable, con su cuerpo acribillado de heridas y con su ánimo siempre fogoso que lo lanzaba ciegamente al entrevero de un combate sin calcular el número de sus enemigos y sin acordarse de las fuerzas que mandaba. Había nacido para la batalla y sólo estaba en su elemento cuando peleaba cuerpo a cuerpo, como los semidioses mitológicos”.
En octubre de 1826 fue derrotado por Facundo Quiroga en la batalla de El Tala. Lamadrid quedó tendido y cubierto de heridas. El militar que había ganado todos sus ascensos en el campo de contienda, había peleado solo contra quince soldados. Le habían quebrado el tabique nasal, había perdido una oreja, tenía quebradas dos o tres costillas y mostraba una herida en el estómago. Los soldados de Quiroga no lo reconocieron y, por eso, le dieron el tiro de gracia. Cuando horas después regresaron a buscar el cadáver, el “muerto” había desaparecido. Los soldados se persignaron. No podían creer lo que había sucedido. Sin embargo, el desenlace había sido relativamente sencillo. Mal herido, Lamadrid se había arrastrado hasta un zanjón, y allí se había echado para recuperar fuerzas. Cuando apareció otra patrulla se hizo el muerto y después se refugió en un rancho. La leyenda sobre su inmortalidad empezaba a circular entre el gauchaje.
La historia lo recuerda como un miliciano unitario. Lo fue, pero su biografía política y militar es mucho más rica que la adhesión a facciones que entonces no tenían la densidad ideológica que ahora se les atribuye. Más que unitario o federal a Lamadrid habría que recordarlo como un guerrero y como un guerrero de la Independencia. Antes de sumergirse en el lodazal de las guerras civiles, Lamadrid había sido soldado de Belgrano y San Martín. Al lado de Belgrano peleó en Salta y Tucumán; en Vilcapugio y Ayohuma. También estuvo en Venta y Media, donde Paz perdió el brazo y ganó para su gloria el apodo de Manco. En premio a su coraje, San Martín le obsequió su espada, treinta años antes de que hiciera lo mismo con Rosas.
Adorado por su tropa, Lamadrid era un militar gallardo que entraba al combate dando alaridos y masticando caramelos.

Retrato de época/Archivo El Litoral

Las primeras batallas de Lamadrid se confunden con el nacimiento de la patria. Su último combate fue en Caseros. Con orgullo puede decir que estuvo en todas. Se discute su participación en Caseros y no falta algún historiador que diga que la batalla estuvo a punto de perderse por su torpeza, pero lo cierto es que cuando los soldados ganadores entraron a Buenos Aires, el único oficial aclamado por la multitud y llevado en andas, fue Lamadrid.
Sobre su popularidad, el general Paz elaboró las siguientes reflexiones: “ El populacho lo quiere de manera algo parecida a la que se quiere a un niño gastador y algo desbarajustado…”. En los campamentos, en los fogones levantados en la noche, los paisanos templan su guitarra y cantan coplas a su nombre : “ Cielito cielo que sí / cielo de la última lid/ vos nos mostraste glorioso/ al valiente Lamadrid”.
Sería exagerado decir que, como Lavalle, fue “una espada sin cabeza”. Curiosamente este guerrero intrépido era un hombre culto que cuando intervino en política, en las contadas ocasiones en las que debió asumir las responsabilidades del gobierno, una de sus principales preocupaciones fue la educación y la creación de instituciones republicanas. Fue unitario porque el destino de la mayoría de los guerreros de la Independencia fue ése, después de la crisis del veinte.
Su unitarismo siempre estuvo matizado por otras lealtades. Lamadrid pertenecía por linaje, a la clase dirigente. Los Aráoz eran la crema de la sociedad tucumana y por esa rama estaba emparentado con Alberdi y la mujer de Belgrano, Dolores Helguero.
Muy joven se casó con María Luisa Díaz Vélez. Este soldado pendenciero y jugador era, al mismo tiempo, un marido fiel y enamorado. Con María Luisa tuvo trece hijos. Un dato curioso permite revelar que la lucha de facciones entre unitarios y federales eran verdaderas pero no absolutas. En efecto, Manuel Dorrego y Juan Manuel de Rosas -las dos grandes espadas del federalismo porteño-, fueron padrinos de bautismo de sus hijos Bárbara y Ciriaco (en este último caso, la madrina fue doña Encarnación Ezcurra).
Junto con Lavalle y Paz, Lamadrid participó del golpe que derrocó a Dorrego. Sin embargo no compartió el fusilamiento de su compadre. Dorrego le entregó a Lamadrid su chaqueta militar para que se la hiciera llegar a su familia. Y la carta que escribió a su esposa, se la dio a Lamadrid. Curiosidades de la vida. Este soldado que ignoraba el miedo, este hombre que marchaba al combate como quien va a una fiesta, no tuvo coraje para presenciar el fusilamiento de Dorrego.
La otra muerte, mucho más íntima, más desgarrante, es la de su propio hijo Ciriaco, asesinado cuando tenía diecinueve años. Ciriaco siempre quiso ser guerrero. Ahijado de Rosas, desde la adolescencia se preparó para la guerra. En algún momento Lamadrid intentó hacerlo estudiar, pero fracasó en toda la línea. Una carta de Rosas lo terminó de convencer de que el destino del chico era otro: “No se empeñe usted en que Ciriaco sea doctor porque los doctores no sirven más que para enredar; llévelo con usted para que siga la carrera de su padre, porque hijo de tigre overo ha de ser”.
Después de Caseros, se dedicó a escribir sus memorias. No son tan precisas como las de Paz, pero están bien escritas. Los críticos le reprochan la falta de documentación, pero él les contesta que a esos documentos no los perdió en una mesa de juego o en alguna aventura amorosa, sino en el campo de combate. Retirado a cuarteles de invierno, recordaba con afecto a su enemigo más encarnizado: Facundo Quiroga. Rara, extraña relación la que sostuvieron estos hombres, de los que se pueden decir muchas cosas, menos que hayan sido cobardes o sentimentales.
Sin embargo, sin dejar de odiarse, en algún punto se respetan. Es Quiroga el que le escribe a Lamadrid después de una de tantas batallas: “Adiós mi general, hasta que nos podamos juntar para que uno de los dos desaparezca, porque esta es la resolución inalterable de su enemigo Juan Facundo Quiroga”. Lamadrid después se entera de que Quiroga ha respetado a su familia y le ha permitido que viajara hasta Bolivia. Entonces le contesta: “ Usted general podrá ser mi enemigo cuanto quiera, pero el paso que ha dado de mandarme a mi familia la cual espero con ansia, no podré olvidarlo jamás”. Así se trataban los viejos guerreros de entonces.
Murió en Buenos Aires en enero de 1857, y sus restos fueron trasladados a la Catedral de San Miguel de Tucumán, donde descansan actualmente

5.13.2010

Exhibición del Sensei Higaonna

El Sensei Higaonna realizo una exhibición en el año 1996 junto al Sensei David Lambert ( ya fallecido)en Goulburn, Australia, donde podemos aprecir su increible poder.Uno no termina nunca de admirar a un maestro así.

5.12.2010

Persiguiendo dos conejos


Un estudiante de artes marciales se aproximó el maestro con una pregunta. "Quisiera mejorar mi conocimiento de las artes marciales. Además de aprender contigo quisiera aprender con otro maestro para aprender otro estilo. ¿Que piensas de esta idea?" "El cazador que persigue dos conejos", respondió el maestro, "no atrapa ninguno".

5.07.2010

Toon Ryu, la linea directa con Kanryo Higaonna

Un poco de historia:
Toon – ryu, es el estilo de Karate de Okinawa enseñado y creado por Juhatsu Kyoda Sensei. Juhatsu Kyoda nació el 5 de diciembre de 1887 (Meiji 20). Aunque Kyoda tuvo varios instructores, se reconoce a Higaonna Kanryo como su principal maestro. Fue Higaonna quien tuvo un mayor impacto sobre él, aunque también fue alumno de Kentsu Yabu de quien aprendió el kata Jion, y de Gokenki con el que estudió diferentes formas de Grulla Blanca.


El fundador de Naha te, Higaonna Kanryo, tuvo varios alumnos que se convirtieron en Maestros, los más conocidos son; Chojun Miyagi, Shimpan Shiroma y Juhatsu Kyoda.
Kyoda y Miyagi llegaron casi simultáneamente o con muy poco tiempo de diferencia para estudiar con Higaonna. Se dice que “Kyoda fue el discípulo interno de Higaonna, mientras que Miyagi (que llamó más tarde Goju-Ryu a su estilo) fue su sucesor oficial”.
Kyoda viajó a las islas centrales de Japón abriendo un dojo, mientras que Chojun Miyagi se esforzó por promover Naha te en Okinawa.
Kyoda dedicó más de un decenio de su vida a aprender Karate-Do de Higaonna. Por lealtad de Kyoda a su maestro, este bautizó con su nombre el estilo de Karate-Do que enseñó a su muerte; Toon-Ryu (To-on es de hecho otra trascripción del nombre de Higaonna : To=Higa y On=onna, literalmente pues “estilo de Higaonna”).

En un escrito del Maestro Meitoku Yagi (Meibukan Goju-Ryu), traducido por el maestro Mario McKenna, indica que después de que el Maestro Miyagi falleció, fue a la Prefectura de Oita acompañado por el Sr Toguchi a visitar al Maestro Juhatsu Kyoda, que era un año de mayor que Chojun Miyagi. En esa traducción indica que el Maestro Yagi había oído del Maestro Miyagi que mientras él estaba ausente debido al servicio militar, el Maestro Kyoda aprendió el kata Sanseru con su Maestro común, Higaonna. Por ello y con ese pensamiento, Yagi al parecer le pidió al Maestro Kyoda que corrigiera su kata Sanseru y una vez lo ejecutó delante suyo, Kyoda dijo que no estaba mal.

Indica que hablaron de muchas cosas diferentes entre ellas del fallecimiento del Maestro Miyagi, y que de por entonces el Maestro Yagi se había convertido en el representante del Goju – Ryu. Sin embargo desde el fallecimiento de Chojun Miyagi, el Maestro Kyoda pasó a ser el estudiante más antiguo de Kanryo Higaonna y, por lo tanto, el Maestro Yagi dice que le pidió al Maestro Kyoda que fuera el Presidente de la Asociación Goju-Ryu para su futuro desarrollo y progreso. El Maestro Kyoda le respondió diciendo, “Usted no preguntó nada sobre los kata del Maestro Higaonna. No creo que el nombre “Goju-Ryu” sea particularmente apropiado, y además no soy discípulo de Chojun Miyagi … “. Después de un tiempo el Maestro Kyoda le dijo: “Incluso si después de debatirlo, dudo que usted considere la posibilidad de cambiar el nombre de” Goju – Ryu “, sin embargo si usted está de acuerdo con añadir” Toon ” por delante del nombre siendo ” Toon Goju – Ryu “, con el fin de preservar el nombre del Maestro Higaonna, yo consideraría su solicitud.”

Cuando el Maestro Yagi regresó a Okinawa consultó con el consejo de administración que ponderó la posibilidad de cambiar el nombre de Goju-Ryu, sin embargo el “Toon Goju-Ryu” nunca salió a la luz.
Juhatsu Kyoda falleció el 31 de agosto de 1968 (Showa 43) a la edad de 81.
El Maestro Kyoda tuvo varios alumnos y su tradición es difundida por Juko Kyoda, su hijo, Choko Iraha, Kanzaki Shigekazu y Katsumi Murakami. El actual director de Toon-Ryu es Kanzaki Shigekazu, quien es su sucesor oficial y que enseña todavía en la ciudad de Beppu en la metrópolis japonesa.
El Maestro Mario MacKenna es alumno de Katsumi Murakami (5) y a través suyo fue presentado al Maestro Kanzaki Shigekazu. Mario McKenna transmite el Toon-Ryu en la ciudad de Vancouver.

Los kata del estilo son las siguientes :
Los Maestros Chojun Miyagi y Jyohatsu Kyoda
- procedentes de Kanryo Higaonna : Sanchin (manos abiertas, en descontracción), Seisan, Sanseru, Pechurin (Suparimpei)
- procedente de Kentsu Yabu : Jion
- procedentes de Gokenki : Nepai, Rokkishu (recompuesta por el propio Kyoda)

Es interesante ver que entre los kata procedentes de Higaonna, se encuentran los mismos kata que también forman el núcleo de base sobre el que se basa el estilo Uechi-Ryu, lo que hace suponer que los mismos son los que constituyeron el corazón del Naha-Te. Los otros kata del actual Goju-Ryu fueron incluidas por Chojun Miyagi, del mismo modo que los otros kata que se incluyeron en el estilo Uechi-Ryu más tarde.

Sobre el kata Rokkishu, Higa Seko, alumno directo de Higaonna, y después de Miyagi decía que a partir de 1936, Rokkishu tomó el nombre de Tensho. Según se dice Miyagi estuvo también muy interesado por un kata similar : Chukon. Kyoda fue el único alumno de Higaonna Kanryo que aprendió todos los kata. Posiblemente y por tanto, la versión de Sanseru que él transmitió a Shigekazu Kanzaki es la de Higaonna Kanyu, un pariente de Kanryo. Kyoda conocía tres versiones de Sanseru. El Toon-Ryu fue y es aún hoy día enseñado en el seno de la Jieitai, la fuerza de autodéfensa del Japón.
Las aplicaciones de los kata son de una sencillez y eficacia que hace recordar a “actuales” y realistas sistemas de autodefensa mucho más fluidos, circulares. Al parecer los kata de Toon-Ryu tienen cierto “sabor a chino”.
En 1934 Kyoda recibió su Kyoshi del Dai Nippon Butoku Kai .
Fuente:Articulo publicado en la revista El Budoka nº 379
En este video podemos ver ek "Kanryo Higaonna Sanchin Kata" relizado por un maestro de Toon Ryu, es practicamente igual al relizado por nuestra organización IOGKF.
Para verlo clikear aquí.

5.05.2010

Esbozo histórico de Karate-do, por Chojun Miyagi

Observaciones originales: Este ensayo fue escrito y preparado por el Maestro Chojun Miyagi especialmente para los miembros del club cuando nos dio la charla "Acerca del Karatedo" y su demostración en la sala de conferencias en la 4ª planta del Meiji Shoten en Sakaisuji, Osaka el 28 de enero de 1936.
Para verlo clikear aquí.


5.03.2010

Dogen (1200-1253)

Una importante decisión en su juventud
A Dogen Zenji, que vivió entre el 1200 y el 1253, se el considera el maestro preeminente del zen soto de Japón y una de las personalidades religiosas más destacadas de ese país.


Dogen perdió a su padre cuando tenía dos años y a su madre cuando tenía siete. En medio de esa pena y de la soledad se dio cuenta de la fragilidad de todo lo mundano. Tras la muerte de su madre lo adoptó su tío, un poderoso aristócrata que quiso convertirlo en su heredero. Tenía 12 años cuando se enteró de los planes que se le deparaban y huyó de la casa de su tío justo antes de la fecha fijada para los ritos de la pubertad que marcarían su entrada a la vida secular y, en cambio, se acercó a otro tío más joven que vivía como ermitaño al pie del monte Hiei. Ahí entró en un monasterio y se consagró por completo a la vida religiosa y al estudio de las escrituras sagradas.

Soltar el cuerpo y la mente

Sin embargo, el joven monje estaba invadido por una duda que ninguno de los monjes eruditos tendai de su monasterio podía contestar a su entera satisfacción: “si todos los seres poseen ya la naturaleza búdica, ¿por qué hay que procurar que surja la voluntad hacia la iluminación y participar en prácticas para alcanzarla?”.
Su búsqueda de la respuesta lo llevó al fin a China, al monasterio de Ju-Ching, un maestro de la escuela ts’ao-tung (o “soto”, en japonés), donde se practicaba con mucha intensidad la meditación. Una noche, durante una sesión de meditación, Ju-Ching le gritó al monje que estaba sentado junto a Dogen: “¡Cuando estudies bajo la dirección de un maestro debes soltar el cuerpo y la mente! ¿De qué sirve dormir pesadamente con la mente fija en un propósito?” Al oír esas palabras, de pronto Dogen sintió lo que era soltar el cuerpo y la mente. Su dilema estaba resuelto. Recibió de Ju-Ching el sello y el manto de la sucesión del patriarcado de la secta soto y regresó a Japón para enseñar. A diferencia de lo que hacían otros peregrinos budistas que habían viajado a China, Dogen retornó a Japón sin llevar nuevos sutras, ritos o imágenes sagradas. Según sus propias palabras, llegó “con las manos vacías”, sin saber nada más que “los ojos están horizontales y la nariz vertical”, mas no obstante, “con una pesada carga sobre los hombros”. (Stephen Batchelor, The Awakening of the West: The Encounter of Buddhism and Western Culture, Aquarian, Londres 1994, p.127).


La no-dualidad
El elemento clave en la enseñanza de Dogen es la no-dualidad esencial de todos los fenómenos. Sin embargo, esa no-dualidad no es sólo un concepto. Conocerla de verdad implica percibirla en todo momento. El dilema que él tenía se debió a que consideraba que la naturaleza búdica y las prácticas que uno efectuaba para alcanzarla eran dos cosas distintas. Ahora veía que en realidad eran una sola cosa. La práctica es la iluminación.

La práctica de zazen
Por sobre todas las cosas hacía énfasis en zazen, la práctica formal de meditación sentado, pero zazen no era una práctica que uno abordara para alcanzar la iluminación en el futuro, ya que el zazen, realizado como es debido, trasciende la dicotomía entre “práctica” e “iluminación”:
Practicar con sinceridad el Sendero es, en sí, la iluminación. No hay frontera entre la práctica y la iluminación ni entre zazen y la vida cotidiana. (Yuho Kokoi, Zen Master Dogen. An introduction with selected writings, Weatherhill, Nueva York y Tokio 1976).


Como lo pone Dogen, la práctica es en sí la manifestación de una profunda percepción intrínseca. El Dharma está ampliamente presente en todos los seres pero si uno no lo practica no se manifestará y si no lo percibe con claridad no lo alcanzará. Además, este logro no es un logro, no es el resultado de tratar de alcanzar algo. Todas las cosas son siempre la naturaleza búdica. Cuando uno lo ve así, de manera perfecta, tal como es en el momento presente, en total comunión con lo que sucede alrededor, completamente abierto a sus maravillas y a su perfección (como la misma realidad absoluta, en efecto), observa a la vez la naturaleza de la práctica y la naturaleza de la iluminación.

Instrucciones para el cocinero
En su tratado Instrucciones para el tenzo (el jefe de la cocina, personaje que ocupaba un puesto muy importante en el monasterio), Dogen habla sobre la identidad entre la práctica budista y la vida diaria.
Mantén una actitud que demuestre que con aquellos vegetales ordinarios estás a punto de construir grandes templos y que exprese el budadharma a través de la actividad más trivial. Cuando con legumbres comunes prepares una sopa no dejes que te conduzcan sentimientos de desprecio hacia ellas ni las tomes a la ligera. Tampoco brinques de alegría sólo porque te trajeron ingredientes de calidad superior. (Dogen, From the Zen Kitchen to Enlightenment, Weatherhill, Nueva York 1983, p. 7).
(Recomiendo leer estas interersantisimas instrucciónes llamadas "Tenzo Kyokun " aquí).

Un monje distinguido por el Estado
Como aristócrata, se esperaba que Dogen se relacionara con la corte y las autoridades políticas del shogunato, pero evitó esas situaciones hasta 1247, cuando recibió una invitación oficial para viajar a la capital, donde enseñó durante un tiempo y, al final, recibió el manto púrpura, la mayor distinción que el Estado otorgaba a los monjes. Eiheiji, el monasterio que fundó Dogen en la parte central del norte de Japón, sigue siendo la sede principal de la Orden Soto. En la actualidad hay cerca de 15 mil templos soto en Japón y los practicantes de esta escuela afirman contar con siete millones de seguidores.
En 1253, al decaer su salud dejó Eiheiji y regresó a Kyoto para recibir tratamiento médico. Murió ahí ese mismo año, haciendo zazen.

El espíritu de la práctica, según Dogen
El Shobogenzo Zuimonki consiste principalmente en breves pláticas, exhortaciones e instrucciones que dio Dogen, que recopiló su discípulo Ejo y que fue editado por los discípulos de este último después de su muerte. No contiene las sutilidades filosóficas del Shobogenzo de Dogen ni da una idea muy completa de su pensamiento, pero transmite de manera directa el espíritu con que Dogen veía la vida monástica y la práctica del zen:
Un día Dogen dio esta instrucción: Deben entender que un hombre que ha nacido en determinada casa y desea practicar el oficio que realiza su familia tiene que entrenarse primero en la especialidad que domina su familia. Es un error esforzarse para tratar de dominar un conocimiento y adiestrarse en un arte que está fuera de su propia especialidad y competencia.
Ahora bien, como hombres que han dejado su casa, si en verdad desean entrar a la casa del Buda y ser monjes deben aprender a profundidad lo que se supone que han de hacer. Aprender estas cosas y observar las reglas significa deshacerse de los apegos que uno tiene hacia sí mismo y conformarse a las enseñanzas de los maestros zen. El requisito esencial es abandonar la avaricia. Para lograr esto, antes deben liberarse del egoísmo. Liberarse del egoísmo es tener una profunda comprensión de la transitoriedad. Ésta es la consideración primordial.
A la mayoría de la gente en el mundo le gusta verse a sí misma como una buena persona y que los demás piensen eso de ellas. Esto es algo que casi nunca ocurre. Sin embargo, si poco a poco van dejando su apego al yo y siguen el consejo de su maestro habrá un progreso. Pueden decir que sí entienden pero aún no consiguen renunciar a ciertas cosas y pueden practicar zazen mientras conservan diversos apegos. Si adoptan esta actitud se están hundiendo en el engaño.
Para que un monje zen progrese el prerrequisito primordial es la práctica de un zazen concentrado. Sin discutir quién es más listo y quién es un inepto, quién es sabio y quién es necio, simplemente practiquen zazen. Entonces mejorarán de manera natural. (Reiho Masunaga (traductor), A Primer of Soto Zen: a translation of Dogen’s Shobogenzo Zuimonki, Universidad de Hawaii, Honolulu 1971, pp. 7-8).

Fuente: Teachers of Enlightenment, Kulananda, Windhorse Publications.