11.01.2020


 

Las  Artes Marciales y el encuentro entre oriente y occidente

Contrariamente a los que algunos autores afirman, el estudiante de artes marciales no desarrolla espontáneamente y paralelamente una filosofía peculiar  de la existencia. En las sociedades tradicionales, sin embargo, este encuentro entre la práctica y una filosofía vinculada a la misma tenía lugar en forma natural. La compartimentación social la eclosión de una sociedad especializada ha permitido la diferenciación. Asimismo la importación hacia occidente de las disciplinas guerreras orientales ha dado lugar a transformaciones en las mismas, como su integración a los ámbitos puramente deportivos, su aplicación como sistemas de defensa para las fuerzas del orden público y grupos militares de elite, etc.

Sin embargo determinados valores morales si han traspasado la prueba  de la aculturación  de dichos sistemas guerreros y algunas de las virtudes tradicionalmente  atribuidas a la práctica de esas disciplinas, han sido capaces de permanecer  ocultas dentro de las estructuras rituales que acompañan la práctica de las artes marciales. Si bien estas actitudes a desarrollar mediante el aprendizaje son pocas y más formulas morales que actitudes puramente espirituales o filosóficas, han colaborado benéficamente en la buena imagen social de la práctica de artes marciales. De entre estas virtudes debemos destacar, el respeto y la jerarquía y la práctica que se transmite a través de las formas, como el saludo, la constatación de los limites personales a través del esfuerzo, del contraste en el entrenamiento, en los combates entre compañeros y determinadas formas y actitudes sociales relacionadas con la higiene personal y las buenas maneras, que tanto los maestros como el grupo se encargan de marcar dentro del mismo.

No queremos plantear  una actitud añorante de los “mejores tiempos pasados” o justificar actitudes puritanos  del todo anacrónicas. Hoy podemos afirmarlo sin duda, un gran valor cultural y unas filosofías con un contenido verdaderamente útil para el desarrollo del practicante, en el conjunto de tradiciones orales y escritas  del mundo de las artes marciales de oriente. Debemos afrontarlas, sin embargo, debemos enfrentarlas desde una perspectiva plenamente nuestra, claramente occidental y esto esencialmente significa, plantearlas desde la perspectiva del individuo, el más alto concepto de occidente ha desarrollado y trabajar en esa dirección que ya marcaron nuestros ancestros griegos con aquella inscripción  que coronaba la entrada del pórtico del oráculo de Delfos -”Gnoscete ipsum”- (conócete a ti mismo).

No debemos pues temer a las transformaciones dentro del ámbito de las escuelas o estilos y afrontar con valentía el hecho de todo es susceptible de empeorar, pero también lo es de mejorar. La aplicación de la razón, otra de las características, junto a la tecnología, propia de nuestra cultura actual, deben enriquecer en lugar de mermar, el legado recibido de oriente. Para mantenerse vivas las artes marciales, deben cambiar necesariamente, si bien este cambio no debe, desde mi perspectiva, significar olvido, sino un desarrollo, un enriquecimiento y un espacio para el encuentro entre oriente y occidente, entre pasado y futuro.

Fuente: Libro  El ultimo horizonte del Budo