Una dieta de 1.800 calorías diarias en 206 alimentos, Tai Chi y genética hace de Okinawa la población más longeva del mundo. Con una esperanza de vida promedio de 81,2 años (86 para las mujeres; 78 para los hombres) Okinawa mantiene uno de los récords mundiales en longevidad. Los datos demográficos de Okinawa fueron suficientemente llamativos para que en 1976 el Ministerio de Salud japonés ordenara que se investigara el fenómeno. Desde entonces, un grupo de investigadores, dirigido por el cardiólogo y geriatra Makoto Suzuki –y al que se sumaron, a mediados de los noventas, los doctores canadienses D. Craig y Bradley Willcox–, ha estudiado a más de 600 centenarios para descubrir las claves de su impresionante buena salud. Los resultados quedaron plasmados en El Programa Okinawa, un libro bestséller publicado por estos tres especialistas en Estados Unidos el 2001 y luego en más de una docena de otros países.
El Programa Okinawa –que combina una propuesta de dieta sana con información práctica sobre cómo ponerse en forma practicando Tai Chi o reducir el estrés, entre otros– tiene la ventaja de fundarse en un estudio empírico cuyos resultados son muy concretos. El secreto de la longevidad y buena salud de los okinawenses se debe en parte a su genética, pero sobre todo a sus ganas de vivir, sus hábitos y su estilo de vida. Por eso, El Programa Okinawa (así como El plan de dieta de Okinawa, publicado en 2004) entrega claves útiles para todos, que permiten no solo mantener la línea y el bienestar durante años, sino que durante décadas. Los okinawenses comen más variedad de alimentos, especialmente frutas, vegetales y abundante pescado. Tienen hábitos de trabajo al aire libre y controlan el estrés con meditación y prácticas (véase recuadro: “Secretos para vivir…”). Los especialistas consideran que ese estilo de vida se puede imitar.
Un estudio de los pobladores de la isla japonesa de Okinawa reveló algunos patrones de vida que les permiten alcanzar promedios de vida récord a nivel mundial. He aquí algunos de sus secretos:
Comer bien: Dieta vegetariana, pocas calorías (1.800 diarias), bajo tres principios: “kuten gwa” o comer pequeñas porciones. “nuchi gusui”, alimentarse como si la comida tuviera poder sanador, y “harahachi bu”: comer hasta estar satisfecho en un 80%. La variedad es importante, unos 206 alimentos consumen en Okinawa. Hay que comer cinco porciones diarias de fruta y verdura, pescado, soya, cereales y algas. Limitar el consumo de lácteos y carnes, para que la ingesta de grasa sea solo 25% de la alimentación, versus el 35% de las dietas occidentales. Se evita comer muy salado, tomar sake y comer el postre.
Más carbohidratos: Camote y frijoles son recomendables. En Okinawa no se restringe el consumo de carbohidratos, pero son de los buenos. “Cuando se privilegian los buenos carbohidratos y las buenas grasas y se evitan las dietas bajas en esos alimentos, en vez de perder agua uno pierde grasa. De ahí la importancia de los alimentos ricos en fibra.
Tomár té: Negro, verde o blanco. Tiene la ventaja de contener muchos antioxidantes protectores. Por eso se recomienda su consumo, pero no más de cuatro a cinco tasas diarias, preferiblemente despúes de las comidas.
Ejercicio al aire libre: Nada de encerrarse en un gimnasio y subirse a una trotadora. La receta del bienestar de los habitantes está en jardinear, caminar, artes marciales y de tai chi, son algunos de los factores que les permiten mantener su buena salud cardiovascular.
Ser Zen: Bajando el nivel del estrés. Su optimismo es notable y les ayuda a mantenerse jóvenes y con energía. Parte de esa capacidad viene de sus fuertes redes sociales y alta participación en la vida comunitaria. “Especialmente los viejos, se cuidan unos a otros”.
Fuente:demayores.com