La kata o “La técnica es el hombre”
La noción
de kata
Conocemos la existencia de las katas en todas las artes
tradicionales japonesas, pero su estructura abarca ciertamente, un sentido
mucho más amplio, el cual subyace en cada gesto, pero que las palabras son
incapaces de definir coherentemente.
El término “kata” puede traducirse como “forma”, “molde”,
“tipo”. Sin embargo al no disponer esquinantes en el pensamiento occidental, la
noción que encierra permanece intraducible.
Las artes marciales y en particular el karate, nos
ofrecen los ejemplos más precisos y más estrictamente formalizados de los
katas. En este ámbito es donde se utiliza el término en cuestión: éste designa
las bases de la transmisión del arte y su aprendizaje.
Propongo como punto de partida la siguiente definición de
kata: “secuencia compuesta por gestos formalizados llevados a cabo con un
estado mental orientado hacia la realización del camino (do)”
En la cultura japonesa “realizar el camino” es sinónimo de alcanzar la técnica perfecta,
lo cual se da en el hombre perfecto.
La realización de un kata es breve, aparentemente simple
y precisa. Cada arte tiene pocas. En el karate tradicional, la mayoría delas
katas tienen de 20 a 60 movimientos, una kata es siempre la transposición
codificada de un combate real contra varios adversarios. A partir de una
situación de inicio, cada vez distinta, se encadenan técnicas de ataque y
defensa que responden a los supuestos movimientos de los adversarios. Todas las
técnicas de karate se formalizan por medio delas katas, las cuales tienen un
papel fundamental en la comunicación de las técnicas de combate.
El entrenamiento de la kata se realiza en solitario
mientras uno centra su atención en los encadenamientos y busca la perfección
técnica. El trabajo de una kata se extiende por años, a veces, una vida entera.
Este trabajo pasa por diferentes etapas, esta es la razón por la cual no basta
con entender la kata como una serie de formas o como un molde, sino más bien
como el medio a través del cual se han fijado los conocimientos más amplios. Al
comienzo de trata de crear la automaticidad de una serie de movimientos
técnicos, los cuales tienen como meta la realización perfecta delas formas y los movimientos. Al mismo tiempo también se
trata de introducir un dinamismo y una potencia, factores importantes para
obtener la máxima eficacia.
En la fabricación de un sable, la forma precisa dela hoja
y la dureza del acero son dos aspectos
que debe equilibrar el trabajo del artesano. Un kata comprende tanto la
forja del sable como el aprendizaje de su utilización.
A partir de una situación particular, cada kata muestra
la posibilidad de un desarrollo y por lo tanto pone en juego técnicas de ataque
y defensa que responden a los movimientos y estrategias que teóricamente tienen
los adversarios, en consecuencia las diferentes katas proponen, al mismo tiempo
que las técnicas, un aprendizaje de estrategias.
Un kata no es la obra de una sola persona sino la
condensación de un saber tradicional. De la misma manera que un pintor aplica
varias capas de pintura a su obra, las generaciones de practicantes han ido
fijando en las katas las sumas de sus experiencias.
Un maestro de karate de muy alto nivel de principios del
siglo XX respondió así a alguien que le pidió que le enseñara unas katas: “Yo
solo conozco Naifanchin” (esta kata, por la cual en aquel entonces se iniciaba
la práctica del karate, también se la conoce como Tekki Shodan)
Es cierto que, para él, aquella kata compuesta por unos
20 movimientos, abarcaba casi todas las técnicas transmitidas hasta el momento
y a partir de esta única secuencia, era capaz de responder ante cualquier
situación de combate. No obstante esto no significa que el no conociera el
resto de las katas sino al contrario: había condensado todo su saber.
Esta anécdota ilustra dos hechos importantes. La kata
contiene más de lo que se muestra a primera vista, cada movimiento es en
realidad, la “memoria” del movimiento en
sí y de todas sus variantes posibles y el maestro y sus estudiantes los
desarrollan durante años. El encadenamiento de movimientos sucesivos de la kata
recuerda todas las posibilidades de estrategia, acción y reacción del
adversario. No obstante su contenido no es simplemente una sucesión de
detalles: cuando un maestro y sus estudiantes trabajan durante años el mismo
movimiento y sus variantes, es el contenido global de este trabajo lo que da
sentido a la kata.
Aunque el entrenamiento de la kata se haga en solitario,
el adepto de un cierto nivel integra en ella sus experiencias de combate, al mismo
tiempo que descifra posibles respuestas a las preguntas que se plantea. La kata
es en cierta manera, un espejo, pero este solo puede reflejar lo que tiene
delante. Si el practicante, por medio dela kata, sabe percibir la experiencia
de sus predecesores, la kata representara un medio privilegiado para conocer al
adversario y para conocerse a sí mismo.
En la práctica de las katas podemos distinguir dos
aspectos: el de la instrucción. A través de la cual se aprende, como si fuera
un alfabeto, ciertos movimientos técnicos que todavía no se conocen, y el dela utilización,
a través del cual se enriquece la propia
experiencia.
En Japón esa forma de kata existe en todas las artes
tradicionales lo que significa que los japoneses realizan los actos por medio
de las estructuras de la kata –al menos este fue el sistema de pensamiento que
impero durante el periodo Edo-. Recientemente Watsuji Tetsuro
Escribió que en la sociedad japonesa existe “una
tendencia étnica a confiar en los actos intuitivos y a rechazar los actos
adoptados por medio de la reflexión lógica”. La kata representa una manera de
cultivar y reforzar el pensamiento intuitivo.
En las artes tradicionales japonesas, la meta de la kata
es idéntica: realizar de manera perfecta una serie de movimientos transmitidos
por la tradición que llevan a la perfección
por medio dela unión de técnicas gestuales y de una cierta disposición mental,
el seguimiento del camino o la vía “do”.
La palabra “do” se traduce como “vía”, “camino”, “disciplina”,
etc. No obstante, una vez más, ninguno de esos términos logra abarcar completamente
el verdadero significado cultural de esta noción, ya que solo la plasman de una
manera abstracta, parcial y superficial, sin llegar a comunicar su sentido más
profundo.
El do se concibe como un camino que conduce a un estado
mental que libera facultades humanas en los diferentes ámbitos de las artes.
Este estado espiritual puede obtenerse por medio de la profundización en una disciplina.
Este comporta un aspecto ético: para seguir el camino debemos seguir los
preceptos que gobiernan el universo y por ende la sociedad. El proceso de
perfeccionamiento en una disciplina – cualquiera que sea- comprende alcanzar la
personalidad completa e armonía con los hombres y la naturaleza.
El ejemplo dela pintura a la tinta ilustra el papel que
constituyen las katas en las artes tradicionales. Los modelos se elaboran a
partir de ciertas formas naturales-los bambús, los árboles, las hierbas o
ciertos paisajes. Por ejemplo, para hacer un bambú de resaltan algunos aspectos delas hojas, los
troncos y el bambú pintado destaca más que su modelo. Asi pues. Se trata de una
forma de percepción y de sensibilidad socialmente establecida a través de la
cual aprendemos a mirar.
El aprendizaje de esta forma de pintura clásica pasa por la
repetición y responde a reglas extremadamente precisas. Éste empieza trazado
con el pincel diferentes formas y pone una atención especial a la manera de acabarlas, curvarlas,
difuminarla ,etc., hasta la repetición perfecta
de un repertorio clásico establecido. Paralelamente el estudiante trabaja también
en una serie limitada de motivos naturales por medio de este mismo proceso de
copias repetitivas. En este sentido, los motivos naturales se tratan de la
misma manera que la caligrafía. Por lo tanto esta forma de pintura supone una visión
social homogénea del medio natural, un consenso previo que dará sentido a los
rasgos acentuados y que podemos encontrar al inicio de los poemas clásicos.
En consecuencia también existe un modelo ideal de berenjena unida al otoño, de la rana unida
a la estación de lluvias, etc. estos modelos no deben tomarse como una simple interpretación
platica del objeto, sino como un soporte de reflexión que evoca un momento del
ciclo de la vida, con su sonido, olores y en definitiva con todas las
impresiones que se asocien a ellas.
Las imágenes proceden de una vida estrechamente ligada a
la naturaleza.
La kata es una formalización de una sensibilidad
colectiva y por ello contribuye a entrenarla. Sin embargo el cuadro colectivo está
unido a una involucración subjetiva y a partir del momento que el kata comienza
a dominarse, este escapa a la simple repetición, aquí la formalización es
particularmente blanda. De esta amanera al pintar una berenjena, el pintor repetirá,
siguiendo los gestos requeridos, un cierto número de rasgos que habrá aprendido
a reproducir, pero si la imagen está suficientemente interiorizada, detallara también
particularidades del objeto de acuerdo al momento vivido.
Para que un repertorio muy diferenciado de signos se
cristalice y se perpetúe, el kata eficaz supone la homogeneidad de un grupo
social suficientemente limitado y sedentario.
Fuente : Kenji Tokitsu-Las Katas_